¿Cuántas cosas
pueden suceder en 400 metros? En los Juegos de 1992, el británico Derek Anthony
Redmond dejó claro que muchísimas. Se corría la semifinal de la prueba de 400
metros llanos. El inglés era uno de los grandes favoritos para quedarse con una
medalla. Tras retirarse por lesión de Seúl '88, se había sometido a ocho
operaciones para llegar en plena forma a Barcelona. En la primera ronda
clasificatoria, logró el mejor tiempo. También logró imponerse en los cuartos
de final. En la semi arrancó bien, pero a los 150 metros se rompió un tendón y
terminó en el piso con evidentes muestras de dolor. Sin embargo, no quiso
abandonar. Se levantó, y comenzó a renguear hasta la meta, dando saltos con su
única pierna sana. Su padre, que estaba presenciando la carrera, esquivó al
personal de seguridad y llegó a su lado. Apenas lo vio, Derek rompió en un
llanto que conmovió a propios y ajenos. Se apoyó en su padre y cruzaron juntos
la meta final. Esa postal familiar conjunta se transformó en uno de los
momentos más emotivos e inolvidables de lo que significa espíritu olímpico.
Aunque esa lesión prácticamente lo retiró del atletismo, la historia de Derek
inspiró a millones alrededor del mundo.
Fuente: espndeportes.espn.go.com
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