Parece una
historia de película, pero es sencillamente la mejor fábula que los Juegos
Olímpicos han sabido entregar. El estadounidense Jesse Owens, de ascendencia
africana y piel negra, obtuvo cuatro medallas doradas en Berlín '36, los Juegos
que Adolf Hitler había ideado para consolidar la propaganda Nazi. Owens, a
quien la idea de raza aria consideraba "inferior", demostró su
superioridad atlética entre banderas con la cruz esvástica y brazos en alto que
saludaban la ideología que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial. El propio
Hitler contempló desde su palco cómo el hombre nacido en Ohio conseguía los 100
metros, los 200 metros (en los que bajó el récord olímpico casi medio segundo),
el salto en largo y la carrera de relevos 4x100 con un récord olímpico que permanecería
por 20 años. Cuatro medallas doradas en atletismo en un único Juego, algo que
no se repetiría hasta 1984. La historia del salto en largo es particular. Tras
dos intentos nulos en la ronda de clasificación, Owens recibió un consejo de su
competidor alemán, Luz Long, su rival directo por la medalla dorada: le dijo
que intentara saltar desde atrás de la tabla para evitar quedar eliminado sin
ninguna marca. El norteamericano se dejó un margen de al menos 10 centímetros
pero su salto igual logró clasificarlo a la final. Allí, logró el oro con
récord olímpico. Ese evento, y muchos otros, quedaron registrados en la
película Olympia, de la cineasta Leni Riefenstahl. Hitler, que había felicitado
a los ganadores alemanes durante el primer día de competencia, no se presentó
en ninguna de sus premiaciones.
Fuente:
espndeportes.espn.go.com
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