Vanderlei de Lima
había llegado a los Juegos de Atenas, en 2004, con cierto prestigio sobre su
espalda. Acumulaba dos oros panamericanos, y venía completando una prueba
inmejorable en la maratón. De hecho, era el líder con 1 minuto y medio de
distancia cuando faltaban solamente 7 kilómetros para la llegada. Sin embargo,
sufrió un ataque inesperado de un espectador. El sacerdote irlandés Cornelius
Horan, que cargaba un cartel que dejaba leer la frase "la Biblia siempre
tiene razón", cruzó la ruta, tomó al corredor entre sus brazos y lo lanzó
hasta el costado del camino, donde estaban los fanáticos. De Lima se recompuso,
pero el pánico que demuestra la imagen del maratonista en ese momento deja
claro que perdió mucho más que los segundos que demoró en retomar la carrera.
En estado de shock, con las manos temblando y físicamente agotado, el brasileño
perdió el liderazgo y cruzó la línea en tercer lugar. Cuando lo hizo, abrió los
brazos para festejar y se tiró al piso con la increíble sensación de haber
vencido un obstáculo infranqueable. Recibió la medalla Pierre de Coubertin por
su espíritu deportivo. En Brasil lo recibieron como un héroe.
Fuente: espndeportes.espn.go.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario