Los juegos de
Finlandia fueron la cumbre de su carrera. Cuatro años antes, en Londres '48,
ganó el oro olímpico en los 10 mil metros y fue plata en 5 mil. En 1952, el
checoslovaco Emil Zatopek era el rey de los fondistas pese a su técnica poco
ortodoxa. Un entrenador de la época aseguraba que "hacía todo mal excepto
ganar". Mucho se lo debía a sus tortuosas prácticas, donde se exigía más
de la cuenta. "Prefiero sufrir en los entrenamientos y no en las
carreras", explicaba. Corría siempre serio, movía mucho la cadera y los
brazos, a la vez que emitía extraños sonidos: de ahí surgió su apodo, "La
locomotora humana". En Helsinki hizo historia. Después de ganar los 5 mil
metros y los 10 mil, le dijo a un periodista: "me parece que voy a probar
la maratón". Nunca había competido en esa prueba, por eso siguió de cerca
al favorito, el británico Peters, hasta que lo superó. Cuando entró al estadio,
el público coreaba su nombre. Bajó el récord mundial por seis minutos y le sacó
dos vueltas a su escolta, el argentino Reinaldo Gorno. Sumó así su tercer oro
en pruebas de fondo en ocho días, algo que nadie había hecho y que aún nadie
puede igualar. Con 35 años, se despidió de los Juegos con un sexto lugar en
Melbourne '56. En su tumba se lee: "Héroe olímpico".
Fuente: espndeportes.espn.go.com
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