El nombre clave
para entender lo que pasó con la caminata en los Juegos de Los Ángeles '84 es
el de Raúl González: un hombre que llegaba a la competencia con 32 años, 13
después de su primera medalla en unos Juegos del Caribe. Es que México logró
una supremacía sin precedentes que se debió, en gran parte, al rendimiendo de
este atleta que se consagró como el marchista más rápido del mundo. Primero,
consiguió la plata en la prueba de 20 kilómetros, en la que quedó detrás de
otro mexicano, Ernesto Canto. Pero lo mejor llegó después, en los 50
kilómetros: González venció todo cansancio y superó su propia performance para
lograr el oro: su segunda medalla olímpica en los mismos Juegos, y la tercera
para el país en la misma disciplina. En los últimos Juegos Panamericanos,
González se hizo cargo del entrenamiento de los nuevos valores del país. Hoy es
una leyenda
Fuente: espndeportes.espn.go.com
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