viernes, 20 de julio de 2012

Paavo Nurmi, el más exitoso y dominante del atletismo en J.O.




Como todo en la vida, esta designación será altamente cuestionable y discutible y no faltará quien postule a otros deportistas, pero si hace un análisis frío, sin emociones, basándose en las medallas ganadas, sin duda el mejor de todos los tiempos es conocido como “el Finlandés Volador”.
Nurmi, ocupa el primer sitio en el medallero individual de todos los tiempos del atletismo olímpico, cuando en las tres citas olímpicas en las que participó, Amberes 1920, París 1924 y Amsterdam 1928, conquistó nueve medallas de oro y tres de plata.
La única modalidad de fondo en la que Nurmi, no logró colgarse una presea fue en la Maratón, a pesar de que se había inscrito para correr esa agotadora competencia en los juegos de Los Angeles 1932, pero que por acusaciones que hizo el Comité Olímpico de Suecia, en el sentido de que recibió mucho dinero por una gira que hizo por Estados Unidos, no pudo tomar la salida.
También se puede aseverar que Nurmi, fue uno de los corredores más dominantes en pruebas de fondo que haya existido, pues en los Juegos de París 1924, conquistó cinco de sus nueve medallas de oro, al adjudicarse las pruebas de mil 500, cinco mil metros, carreras que ganó, tras descansar 26 minutos entre una y otra.
Asimismo hay que agregarle las preseas áureas que consiguió en las competencias de los tres mil metros, además de la carrera a campo traviesa, tanto en su modalidad individual como en la carrera por equipos.
Previo a esta dominante actuación, Nurmi había ganado tres medallas doradas en los Juegos de Amberes 1920, al proclamarse campeón de los 10 mil metros planos, además de la carrera individual y por equipos del campo traviesa. En Amsterdam 1928, cerró con el oro en los 10 mil metros planos.
Las medallas de plata las obtuvo en Amberes 1920, en los cinco mil metros planos, en Amsterdam 1928 al lograr el segundo sitio en los cinco mil metros y en la prueba de los tres mil metros con obstáculos.

El segundo sitio en esta clasificación, la ocupa un deportista excepcional, conocido con el sobrenombre de “El Hijo del Viento”, el estadounidense Carl Lewis, quien se colgó nueve medallas de oro y una de plata.
Lewis fue una fuerza dominante a lo largo de tres ciclos olímpicos, pues se apoderó de medallas de oro, en los Juegos Olímpicos de Seúl 88, Barcelona 92 y Atlanta 96 y su hegemonía se produjo en pruebas como los 100 y 200 metros planos, el salto de longitud, además de ser parte del equipo de relevo de su país en el 4×100 varonil.
En la modalidad de los 100 metros planos, el gran rival de Lewis fue el canadiense Ben Johnson, a quien derrotó en dos ocasiones, en las finales de la llamada “prueba reina” de los Juegos de Los Angeles 84 y Seúl 88.
En Los Angeles 84, Lewis se colgó la presea áurea al completar el hectómetro en nueve segundos y 99 centésimas, su compatriota Sam Graddy llegó en el segundo sitio con marca de 10 segundos y 19 centésimas, mientras que Ben Johnson se quedó con la medalla de bronce con crono de 10 segundos y 22 centésimas.

Cuatro años después, los dos mejores velocistas del orbe volvieron a verse las caras, con el antecedente del duelo que el año anterior habían sostenido en la gran final del Campeonato Mundial de Atletismo, donde el canadiense salió con el triunfo y con registro de nueve segundos y 83 centésimas, lo que supuso nuevo récord mundial.
En la capital sudcoreana, Johnson llegó con la idea de reafirmar el triunfo logrado en la pista italiana y una vez más el fornido velocista de origen jamaicano, pero nacionalizado canadiense, dio otra espectacular demostración, al completar la distancia en nueve segundos y 79 centésimas.
El segundo lugar fue para Lewis, con registro de nueve segundos y 92 centésimas, en tanto que el bronce fue para el británico Linford Christie con marca de nueve segundos y 97 centésimas. Pero dos días después se anunció que se despojaba al canadiense de su medalla de oro, por dar positivo de un esteroide conocido como Stanozolol.
La gran obsesión de Lewis fue el salto de longitud, el “hijo del Viento”, siempre fue considerado como el único capaz de poder quebrar el récord mundial que llevaba más de 20 años de existencia el que logró su compatriota Bob Beamon, en los Juegos de México 68, con un salto de 9.80 metros.
Lewis ganó cuatro medallas de oro en esta especialidad, en Los Angeles 1984, con salto de ocho metros con 54 centímetros, en Seúl 88 triunfo con brinco de ocho metros y 72 centímetros, Barcelona 92, con salto de ocho metros con 67 centímetros y en Atlanta 96, con registro de ocho metros y 50 centímetros
Las tres medallas doradas restantes las consiguió en los 200 metros de los juegos de Los Angeles 84, así como siendo parte de la posta del relevo 4×100 varonil que arrasó en los Juegos de Los Angeles 84 y Barcelona 92. La única presea de plata la obtuvo en los 200 metros planos, en los Juegos de Seúl 88.

En la tercera posición están empatados el estadounidense Ray Ewry quien durante los Juegos Olímpicos de París 1900, San Luis 1904 y Londres 1908, acumuló ocho medallas de oro y el finlandés Ville Rittolla, quien también durante los Juegos Olímpicos de París 1924 y Amsterdam 1928 ganó ocho medallas olímpicas, cinco de ellas de oro y las tres restantes de plata.
fuente: Notimex

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