jueves, 28 de junio de 2012

Aspiran atletas de EEUU a 30 medallas en Juegos Olímpicos de Londres



El equipo olímpico estadounidense de atletismo aspira a conseguir al menos 30 medallas en los venideros Juegos Olímpicos de Londres, previstos del 27 de julio al 12 de agosto, expresaron este martes los entrenadores Andrew Valmon y Amy Deem.
Valmon, entrenador del equipo masculino, y Deem, del femenino, transmitieron su confianza durante la jornada de descanso de la clasificatoria olímpica estadounidense de campo y pista.

“Existen muchas oportunidades para lograr esas 30 preseas”, destacó Valmon.

La meta de 30 medallas para la cita londinense fue establecida por el ex jefe ejecutivo del campo y pista en EEUU Doug Logan, y respaldada por el actual jefe ejecutivo, Max Siegel.

Estados Unidos conquistó 23 medallas en el atletismo de los pasados Juegos Olímpicos de Beijing’2008, siete de oro, nueve de plata y siete de bronce.

“Lo haremos muy bien”, señaló Valmon. “Participaremos con un gran equipo. Estamos muy entusiasmados”.

“Nuestro objetivo siempre es traer a casa la mayor cantidad de medallas posible. Y estamos en el camino para conseguirlo”, explicó Deem. “Creo que podemos traer a casa muchas medallas”.

El equipo femenino estadounidense incluye a la vigente campeona de los 100 metros planos, Carmelita Jeter, y a las titulares olímpicas de los 100 metros con vallas y el lanzamiento del disco en Beijing, Dawn Harper y Stephanie Brown Trafton, respectivamente.

Entre los hombres destacan el campeón olímpico de los 100 metros en 2004, Justin Gatlin, el ex titular mundial de la especialidad Tyson Gay, el actual campeón mundial del salto de altura, Jesse Williams, y el vigente monarca olímpico de los 400 metros, LaShawn Merritt.

fuente: atletismoenmexico.com

Maurice Greene cree que Usain Bolt “no está al nivel” de 2008 y 2009



El campeón olímpico de 100 metros de Sydney 2000, Maurice Greene, ha asegurado que en los Juegos de Londres de este verano el tricampeón olímpico Usain Bolt no podrá repetir las gestas conseguidas durante 2008 y 2009 por no estar al mejor nivel.

Maurice Greene en Sydney 2000
“Lo digo ahora, no puede hacer eso. No creo que esté en ese nivel. No ha vuelto a mostrar el nivel del 2008. Ha estado teniendo muchos problemas en la salida de las carreras que no ha solucionado”, indicó el atleta en rueda de prensa durante la jornada de descanso los ‘Trials’ americanos.

Aún así, reconoció que si el jamaicano llega en su mejor estado de forma, los demás corredores no tendrán nada que hacer. “Nadie puede correr como él si hace eso”, señaló el doble campeón de 100 y 200 metros en Sevilla 1999.

“Usain habla de su legado. Quiere demostrar que el pasado año (en los Mundiales de Daegu), debería haber ganado, y cuando una persona cree que tiene algo que demostrar, es peligrosa”, añadió al respecto el exatleta.

Por último, el americano aseguró que el hectómetro de la capital inglesa será una carrera “muy emocionante”, donde habrá una gran rivalidad entre todos los participantes. “Esta carrera en Londres será mucho más peleada que lo que mucha gente piensa. Será una carrera muy emocionante”, concluyó Greene.
(EP/Reuters)

miércoles, 27 de junio de 2012

USA Olympic Trials 2da parte


Nieto gano el salto de altura, Symmonds y Montano en 800

Jamie Nieto ganó la prueba de salto de altura de la cuarta jornada preolímpica de atletismo de Estados Unidos y venció al actual campeón del mundo Jesse Williams, que fue cuarto. A pesar de no estar entre los tres primeros, Williams logró el pase a Londres después de que el tercer clasificado, Nick Ross, no tenía el nivel Olímpico “A” que se requiere para que pueda participar en unos Juegos de Verano.

Nieto encabezó la lista de los cuatro saltadores que lograron superar los 2,28 metros, incluido Erik Kynard, que fue segundo, Ross y el propio Williams, el preferido de los miles de aficionados que volvieron a darse cita en las gradas de la pista Hayward Field, en Eugene (Oregón), donde otros 13 atletas lograron el pase para estar en Londres el próximo mes de julio.

Mientras que Nicholas Symmonds con un tiempo de 1 minuto y 43,92 segundos ganó la prueba de los 800 metros, seguido por Khadevis Robinson (1:44,64) y Duane Solomon Jr. (1:44,65), que fue tercero. La prueba de lanzamiento de jabalina masculino dejó a Sam Humphreys, de la Universidad de Texas A&M, como el ganador con un registro de 81,86 metros.

Samuel Crouser fue segundo al llegar a los 80,80 metros y el tercer puesto del podio se lo quedó Craig Kinsley que llegó hasta los 79,92 metros con su mejor lanzamiento. Sin embargo, los dos primeros -Humphreys y Crouser- no estarán en Londres al no haber conseguido el nivel Olímpico “A” (marca mínima), que se le exige a cada atleta para poder estar en la competición de los Juegos de Verano y que en el lanzamiento de jabalina es de 82 metros.

Los atletas que acompañen a Kinsley serán Sean Furey y Cyrus Hostetler, que quedaron cuatro y quinto, respectivamente, y si poseen la marca mínima. Dentro de la competición femenina, Alysia Montano, tres veces campeona nacional, dominó con autoridad de principio a fin la prueba de los 800 metros femeninos y consiguió un registro de 1 minuto y 59,08 segundos, que le aseguró estar de nuevo en los Juegos Olímpicos.

Geena Gall fue segunda con un tiempo de 1:59.24 y Alice Schmidt ocupó el tercer lugar al registrar 1:59.46, lo que también les garantizó su viaje a Londres. No tuvo la misma fortuna, Maggie Vessey, que en las últimas dos temporadas de la competición en pista cubierta de Estados Unidos había quedado por detrás de Montano, pero que en esta vez sólo pudo establecer un tiempo de 2:03.44, el peor de todas las participantes en la final.

La prueba del triple salto femenino, la ganadora fue Amanda Smock, que llegó hasta los 13,94 metros, y será la única que pueda estar con el equipo de Estados Unidos en Londres ya que el resto de las participantes no habían conseguido la mínima olímpica.

Entre ellas, Sheena Gordon, que fue segunda al lograr un salto de 13,83 metros y Andrea Geubelle, que quedó tercera (13,79). La competición tendrá un receso de dos días y se reiniciará el jueves, 28 de junio, con otras cinco finales, incluidas cuatro de hombres y una de mujeres.

La finales de hombres serán las de salto de pértiga, lanzamiento de disco, 3000 metros obstáculos y 5000 metros, la misma distancia que también correrán las mujeres para establecer a las tres atletas que logren su boleto a los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
fuente: atletismoenmexico.com

martes, 26 de junio de 2012

Historia de las Olimpiadas segunda parte


Las Olimpíadas

Sedes Olimpicas parte II

Helsinki 1952

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El 'finlandés volador', protagonista

La guerra soviético-filandesa impidió a Helsinki ser sede olímpica en 1940, por lo que tuvo que esperar hasta 1952 para acoger unos Juegos, decisión tomada por el COI cinco años antes. También se determinó que en el futuro sólo se pudiera presentar una candidatura por país, para evitar así enfrentamientos entre ciudades de una misma nacionalidad.

En esta edición, estuvo muy presente el enfrentamiento político entre las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, que volvió a participar tras no aceptar la invitación cursada por Londres en 1948. La guerra de Corea también se dejó notar durante la celebración olímpica.

El estadio levantado para los Juegos de 1940 fue ampliado para acoger a 70,500 espectadores. Cerca de él se construyó una piscina con capacidad para más de once mil aficionados. Helsinki también tuvo su villa olímpica, ubicada en el barrio Käpylä.
Catorce edificios en los que pudieron alojarse hasta seis mil atletas constituyeron una residencia, que concluidos los Juegos serían ocupados por familias modestas, cumpliendo así una función social.
Los únicos deportistas que no estuvieron en la villa olímpica, fueron los soviéticos Se les instaló en un recinto situado a ocho kilómetros en Ontaniemi, ya que el gobierno soviético quería evitar cualquier contacto con el capitalismo.

La ceremonia inaugural se vio empañada por la intensa lluvia, que sin embargo no restó emotividad a la entrada de la antorcha olímpica al estadio. El mejor deportista finlandés de todos los tiempos, Paavo Nurmi (doce medallas olímpicas) fue el elegido y consiguió poner en pie a todos los espectadores. El gesto de los organizadores de otorgarle el último relevo fue un descarado reto al COI, debido a que fue éste quien le descalificó poco antes de los Juegos de 1932. La imagen de el ‘finlandés volador’ fue además la utilizada para ilustrar el cartel anunciador de los Juegos. Sin duda, Finlandia dejó muy claro que no olvidaba a sus héroes.

Melbourne 1956

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Dos sedes por primera vez

Tras diez ediciones celebradas en Europa y dos en América, los Juegos viajaron por primera vez a Oceanía. Melbourne ganó por un sólo voto a Buenos Aires en la votación final, aunque los australianos no tenían un excesivo interés por ver los Juegos. La diferencia de fechas del verano en las antípodas motivó que la organización australiana propusiera diciembre como mes de celebración de los Juegos, lo que alteraba los hábitos de los deportistas. Al final, el COI sólo adelantó el acontecimiento a noviembre.

La competición estuvo condicionada por los acontecimientos políticos que marcaron ese año. En verano surgió la crisis del canal de Suez, que provocó la guerra entre Egipto e Israel, y la consiguiente intervención de Gran Bretaña y Francia. Pero fue en octubre con la invasión de Budapest (Hungría) llevada a cabo por los tanques soviéticos cuando se elevó la presión hasta tal punto, que alcanzó al mundo del deporte. Varios países trataron de impedir la presencia de atletas soviéticos en Melbourne, pero el COI decidió no intervenir con el argumento de que “los Juegos son competiciones entre individuos y no entre naciones”.

En la ceremonia inaugural celebrada en el Criket Ground los 115,000 espectadores ovacionaron largamente a la representación húngara, mientras que recibieron en silencio a los deportistas de la URSS.
Estocolmo, sede de las pruebas hípicas
Estos Juegos trajeron como principal novedad el hecho de que fueran dos las ciudades que compartieran sede olímpica: Melbourne y Estocolmo. La normativa vigente en Australia, según la cual los caballos extranjeros debían someterse a un período de cuarentena de cuatro a seis meses antes de entrar en Oceanía, motivó que el COI trasladara las pruebas de hípica a tierras suecas, por lo que los Juegos comenzaron en el mes de junio. Esta división también llevo aparejada la celebración de dos ceremonias de apertura, una en cada ciudad. Por otra parte, en la clausura por primera vez todos los países dieron la vuelta al estadio mezclados, sin emblemas ni banderas.

Roma 1960

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Con la bendición de la Iglesia

Tras numerosos intentos por convertirse en sede olímpica, y transcurridos 1.566 años desde la prohibición impuesta por Teodosio el Grande, los Juegos se disputaron en la ciudad que los condenó. Roma no reparó en gastos y presentó unas de las mejores instalaciones de la historia olímpica. Con el dinero del ‘Totocalcio’ (las quinielas futbolísticas del país transalpino) se adecentó el estadio, situado en el Foro Itálico, que acogió el atletismo y la competición de fútbol. Las Termas de Caracalla se convirtieron en la sede de gimnasia y la remozada Basílica de Magencio acogió las pruebas de lucha. El maratón contó con un recorrido de lujo: partió del Capitolio para, tras recorrer las principales calles de Roma, llegar a la meta ubicada en el Arco de Constantino, junto al Coliseo.

En la inauguración, el momento más emotivo se produjo con la entrada al estadio de la antorcha olímpica en manos de Giancarlo Peris. Fue entonces cuando todas las campanas de las iglesias de Roma empezaron a repicar dando lugar a un sonido, que inundó la ciudad eterna. El juramento corrió a cargo del discóbolo Consolini, para el cual éstos eran sus quintos y últimos Juegos. En el desfile, la comitiva griega tuvo como abanderado al príncipe heredero Constantino, vencedor en la clase Dragón de vela. Entre los dirigentes que encabezaron el grupo estuvo su hermana, S.M. Doña Sofía.

En Amberes, se despertaron serias dudas sobre la moralidad y religiosidad de los Juegos Olímpicos. Fueron muchos los que renegaron y se pusieron en pie de guerra contra la cita olímpica por considerarla una manifestación del paganismo. A partir de Roma, desapareció cualquier tipo de duda. Un día antes de la apertura de los Juegos, todos las delegaciones olímpicas se dieron cita en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde fueron recibidos por el Papa Juan XXIII. El Santo Padre bendijó la celebración olímpica e incluso fue uno de sus más fieles seguidores, sobre todo de las pruebas de remo, que podía contemplar desde su residencia veraniega de Castelgandolfo.

Tokio 1964

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Los Juegos de la electrónica

El continente asiático no había tenido todavía la ocasión de acoger unos Juegos Olímpicos, aunque Tokio estuvo a punto de hacerlo en 1940. El estallido de la II Guerra Mundial se lo impidió. Veinticuatro años más tarde, le llegó su oportunidad a la ciudad japonesa, y no quiso dejarla pasar sin conseguir albergar una de las mejores reuniones olímpicas de toda la historia. Fue la más costosa de todos los tiempos, con una inversión cercana a los 1,800 millones de dólares. Tokio se preocupó sobre todo por crear toda una infraestructura al servicio de los Juegos. Construyó una nueva red de autopistas, así como un monorraíl aéreo, que conectó el aeropuerto con el centro de la ciudad. En cuanto a las instalaciones deportivas, se amplió el estadio que existía en el parque de Meiji hasta completar un aforo de 85,000 localidades, además de la construcción del Gimnasio Nacional y la piscina Yoyogui. La Villa Olímpica quedó ubicada a tan sólo dos kilómetros del recinto deportivo.

Tokio quería asombrar al mundo y no escatimó ni un sólo esfuerzo para conseguirlo. En su intento por no dejar un cabo suelto, durante todo un año los organizadores nipones estuvieron ensayando las ceremonias inaugurales y de clausura, así como las entregas de medallas. Llegaron incluso a convocar una semana preolímpica, a la que concurrieron 400 atletas con el único cometido de llevar a cabo los últimos ensayos.

En la ceremonia inaugural cinco aviones sobrevolaron el nuevo estadio para dibujar en colores los aros olímpicos mientras las delegaciones participantes desfilaban. Pero un hecho destacó por encima de todos cuando la antorcha olímpica hizo su entrada en el estadio, tras realizar el recorrido más extenso de su historia, nada menos que 23,000 kilómetros. El portador de este último relevo fue un joven nacido en Hiroshima, el mismo día en que la bomba atómica asoló la ciudad. De este modo, quedaron inaugurados unos Juegos que, debido a sus avances tecnológicos y a la televisión en directo, han pasado a la historia como los Juegos de la electrónica.

México 1968

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El 'poder negro' marcó los Juegos

Los Juegos Olímpicos celebrados en México han pasado a la historia principalmente por dos motivos. Por un lado, los extraordinarios registros conseguidos en atletismo, favorecidos por la altitud a la que se encuentra la capital azteca. Y por otro, la polémica suscitada por la campaña que los atletas estadounidenses de raza negra protagonizaron reclamando la igualdad en su país. La celebración de los Juegos llegó a correr peligro debido al reflejo que tuvo en México el mayo del 68 francés.

Diez días antes de la ceremonia de apertura, una concentración estudiantil contra el régimen dictatorial en la plaza de las Tres Culturas acabó con más de 300 muertos, tras la intervención del Ejército. El COI prefirió mirar hacia otro lado y el 12 de octubre dieron comienzo los Juegos, con el encendido del pebetero, que por primera vez llevó a cabo una mujer (Enriqueta Basilio).

El Estadio Olímpico contó con un aforo de 80.000 espectadores, y acogió las pruebas de atletismo y las ceremonias de inauguración y clausura, tras sufrir una remodelación que le dotó de iluminación nocturna. El Palacio de los Deportes con capacidad para 22.000 personas, fue sede del baloncesto, mientras que el Estadio Azteca acogió el fútbol, como anticipo de lo que le esperaba dos años más tarde con el Mundial. La paradisíaca bahía de Acapulco, a 400 km de la capital mexicana, fue el escenario elegido para las pruebas de vela.

El asesinato de Luther King estuvo presente
El asesinato de Martin Luther King impresionó del tal forma a los deportistas de raza negra, integrantes del equipo norteamericano, que se negaron a mirar la bandera de su país cada vez que subían a recoger una medalla. La imagen del ‘Poder Negro’, reflejada en los atletas que sobre el podio elevaron su puño cubierto por un guante de color negro ha pasado a formar parte de la historia olímpica.

Los velocistas Tommie Smith y John Carlos fueron los primeros en realizar este gesto, por lo que fueron expulsados del equipo norteamericano. A pesar de ello, el resto de los deportistas negros de EE.UU. no se dejó amedrentar y buena parte de ellos repitieron esta actuación.

Múnich 1972

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Los Juegos se visten de luto

Más de tres décadas después de la cita olímpica de Berlín, Alemania volvió a acoger unos JJ.OO. Múnich fue la ciudad elegida y pasó a la historia olímpica, no por méritos deportivos, sino por un hecho que conmocionó al mundo: el secuestro y posterior asesinato de nueve deportistas israelíes a manos de un comando terrorista palestino.

A pesar de todo, los Juegos continutaron con la bandera olímpica ondeando a media asta. El COI dejó a sus miembros la libertad de continuar compitiendo o retirarse. Los supervivientes del equipo israelí decidieron marcharse, no sin antes asistir a los funerales de sus compañeros en el estadio olímpico.

En el plano organizativo, la intención del Comité alemán fue la de congregar el mayor número de deportes en el menor espacio posible, y evitar de este modo los largos desplazamientos para presenciar las pruebas. Con esta idea se construyó el complejo deportivo de Oberwiesenfeld, que reunió un estadio con capacidad para 80,000 espectadores, el palacio de deportes con un aforo de 12,000 y la piscina olímpica para 8,000. Las tres instalaciones estuvieran cubiertas con la llamada ‘gran carpa de circo’, una red metálica de vidrio acrílico transparente para dejar pasar la luz, que fue la auténtica sensación de los Juegos. Este complejo se situó a escasos metros de la villa olímpica, cuyas calles llevaron nombres de antiguos campeones.

Atentado terrorista
A cinco días para la clausura un comando terrorista palestino, perteneciente a la Organización ‘Septiembre Negro’, logró introducirse en la zona de la villa olímpica donde se alojaba la delegación israelí. Dos deportistas murieron, mientras que otros nueve fueron secuestrados. A cambio de su liberación, los terroristas pedían la excarcelación de 200 guerrilleros palestinos, presos en Israel. El COI suspendió 24 horas los Juegos. Finalmente se les permitió trasladarse en helicóptero hasta el aeropuerto. Allí, la policía alemana abrió fuego contra los terroristas, que hicieron estallar varias granadas, provocando la muerte de los deportistas israelíes.

Montreal 1976

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Unos juegos bilingües

Tres ciudades presentaron su candidatura para acoger los Juegos de 1976: Montreal, Moscú y Los Ángeles, que curiosamente y por este orden acabarían organizando las tres ediciones posteriores a la de Munich. Finalmente, Montreal fue elegida para ser sede de los XXI Juegos de la era moderna, no sin antes tener que hacer frente a opiniones en contra.
Montreal, en la provincia de Quebec, era la ciudad más representativa de la facción francófona canadiense, algo que puso en duda la capacidad de hacer frente a los costes de organización. El Gobierno de Canadá se desentendió en todo lo referente al apoyo financiero, por lo que la localidad canadiense tuvo que cargar con el peso económico de los Juegos. Esta circunstancia dio lugar que a la finalización de los mismos, Montreal tuviera un déficit de cerca de 1,000 millones de dólares.

La elevada inversión (22,000 millones de presupuesto) por lo menos se plasmó en instalaciones y recintos de deportivos de un altísimo nivel. El estadio olímpico fue construido con la forma de una tortuga bajo la que se encontraba la piscina y se extendía un moderno velódromo. También se construyeron el pabellón olímpico Maurice-Richard para las pruebas de boxeo, el Centro Deportivo Maiosnneuve y un aparcamiento subterráneo. La Villa Olímpica estuvo compuesto por cuatro edificios que se asemejaban a dos pirámides que subían hasta 19 pisos.

Uno de los aspectos que más preocupó al elegir Montreal como sede de los Juegos fue el posible conflicto que se podía generar al ser Canadá un país dividido entre anglófonos y francófonos. Para que nadie pudiera sentirse ajeno o desplazado de la cita olímpica, se acordó que el último relevo de la antorcha y el encendido del pebetero fuera llevado a cabo por una pareja canadiense, integrada por un atleta de habla inglesa y otra francófona. La Reina Isabel II de Inglaterra pronunció su discurso en los idiomas que cohabitan en Canadá. Por otra parte, este edición contó con un amplio despliegue de seguridad para evitar que se repitieran sucesos tan luctuosos como los de Munich.

Moscú 1980

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‘Misha’, la primera mascota mediática

La elección de la sede para los XXII Juegos Olímpicos acabó siendo el fiel reflejo de la división política existente en el mundo. Dos bandos, uno liderado por Estados Unidos y otro por la Unión Soviética medían sus diferencias en un período histórico, que se conoció con el nombre de Guerra Fría.

Este enfrentamiento se hizo patente en el ámbito deportivo. Los Ángeles y Moscú presentaron su candidatura para organizar los Juegos de 1980, siendo finalmente la ciudad soviética quien se llevó el gato al agua. Como compensación, los norteamericanos recibían la confirmación de que la siguiente cita olímpica sería en su territorio.

Estados Unidos tuvo muy clara su intención de no acudir a estos Juegos. La invasión soviética de Afganistán, fue la excusa perfecta aducida por el presidente norteamericano Jimmy Carter, para anunciar el boicot a Moscú, que fue secundado por 58 países, entre los que se encontraban además de Estados Unidos, Alemania Federal, Japón y Canadá. A pesar de la recomendación gubernativa, España participó en los Juegos, aunque desfilando bajo la bandera del Comité Olímpico Nacional y con la decisión de que fuera el himno olímpico el que sonara en caso de que uno de los españoles subiera a los más alto del podio. El Estadio Olímpico de Lenin fue el escenario de la ceremonia inaugural, que congregó a más de cien mil espectadores.

Aunque la primera mascota olímpica oficial había hecho su aparición en Munich 72, no fue hasta Moscú cuando ésta cobró la relevancia y sobre todo la fama que tiene hoy en día. El culpable no fue otro que un pequeño osito, de nombre ‘Misha’, que brilló casi más que los atletas. Tres mil quinientas personas, en la ceremonia de apertura, formaron la figura de tan simpático animal en la gradas del estadio olímpico.La campaña de difusión de dicho personaje, en formas tan variadas como series de dibujos animados, pegatinas y demás, parecía mucho más propia de los países capitalistas, que de un nación como la Unión Soviética, tan alejada de este tipo de negocios.

Los Ángeles 1984


Los JJ.OO. se convierten en negocio

Tuvieron que pasar más de cincuenta años para que los Juegos volvieran a los Estados Unidos. Como ocurrió en 1932, la ciudad elegida para albergarlos volvió a ser Los Ángeles. Desde el punto de vista organizativo, la principal novedad de esta edición pasó por el hecho de contar con financiación privada. Tras el antecedente de Montreal, donde las pérdidas económicas habían recaído directamente sobre el estado canadiense, ninguna institución pública quería arriesgar su dinero. La movilización de los 500 millones para poner en marcha los Juegos fue obra de un experto hombre de negocios y amante del deporte, Peter Ueberroth. Consiguió que importantes multinacionales de la talla de Coca-Cola, Fuji o General Motors decidieran involucrarse en la fiesta olímpica.
Los Ángeles fueron el punto de partida para la conversión de los Juegos en algo más que deporte, pasando a ser un negocio y foco de atención de todo el mundo publicitario. Como ocurrió en 1932, la proximidad con la meca del cine (Hollywood) se dejó sentir antes y durante los Juegos. Si en aquella ocasión la ceremonia inaugural fue diseñada por Cecil B. Mille, en esta el himno oficial fue compuesto por John Williams, autor de bandas sonoras tan famosas como ‘La Guerra de las Galaxias’, o ‘En busca del arca perdida’. además, esta edición contó con unas espectaculares medidas de seguridad para prevenir posibles acciones terroristas.
El marco principal de estos Juegos volvió a ser, después de 52 años, el Memorial Coliseum, escenario de una ceremonia de inauguración al más puro estilo de Hollywood. En ella se fundieron recuerdos de la cultura e historia estadounidense, y fue presenciada, gracias a la televisión, por 2,500 millones de personas. Todo un espectáculo que pretendió otorgar tanta importancia al aspecto visual como al sonoro. Los acordes de más de ochenta pianos repasaron melodías norteamericanas que iban desde tradicionales composiciones del siglo XIX hasta el por aquel entonces actual ‘breakdance’.

De repente, todas las miradas se posaron en un objeto que sobrevoló el cielo y que poco a poco se acercó al estadio olímpico. Los asistentes no pudieron salir de su asombro al comprobar que se trataba de un hombre con un motor de propulsión adosado a su espalda, que finalmente aterrizó sobre el césped del estadio. Las gradas del recinto adquirieron un colorido especial, al formar todos los asistentes un mosaico con las banderas de los países participantes, mientras se producía el desfile de los deportistas.

Seúl 1988


Ben Johnson, de héroe a villano tras dar positivo

Por segunda vez, el continente asiático era el elegido para acoger unos Juegos Olímpicos. En esta ocasión la ciudad seleccionada fue Seúl. Fueron muchos los problemas surgidos a raíz de conocerse su elección, sobre todo por las diferencias políticas existentes entre Corea del Norte y del Sur. La propia situación interna de Corea del Sur tampoco era la más propicia, sobre todo tras el asesinato de su máximo dirigente Park Chong Hee. Finalmente, el alcalde de la ciudad logró convencer al nuevo presidente, Roh Tae Woo de que unos Juegos podían promover la paz dentro de la península coreana. El ejemplo de concordia quedó perfectamente reflejado con la presencia de Estados Unidos y el bloque soviético en los recintos deportivos. Tras doce años, se volvían a medir en unos Juegos, dejando atrás la diferencias ideológicas y políticas.
El avance más relevante que emprendió el Olimpismo en esta edición lo constituyó su apertura al profesionalismo. Los primeros deportistas que se vieron beneficiados con esta medida fueron los tenistas. Entre las instalaciones, dos recintos brillaron por encima del resto. Por un lado el Seúl Sports Complex con una extensión cercana al millón de metros cuadrados, integrando el estadio olímpico, los palacios de baloncesto y boxeo, y las instalaciones para la hípica y el béisbol. Por otro, el Olympic Park, con la piscina olímpica, un gimnasio, el velódromo y los pabellones para la esgrima y la halterofilia.

El atleta canadiense Ben Johnson fue la sensación de los Juegos. Primero por su excepcional actuación en la final de los 100 m. lisos, donde logró el triunfo con un tiempo de 9,79 segundos. Más tarde, por su positivo en el control antidoping por una sustancia anabolizante (estanozolol) dirigida a aumentar la masa muscular. El escándalo estalló, se habló de un posible sabotaje en las pruebas, pero al final el propio Johnson reconoció haber consumido sustancias prohibidas. Perdió el oro, el récord, y fue suspendido por dos años. Johnson prometió volver, pero nunca llegó a parecerse al atleta que en Seúl, por unos días, recibió el sobrenombre de ‘Big’ Ben.

Barcelona 1992

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A la tercera fue la vencida y en 1992, Barcelona tuvo la oportunidad de acoger una cita olímpica. El 17 de octubre de 1986, tras la 91ª sesión del Comité Olímpico Internacional, el presidente del COI Juan Antonio Samaranch proclamó a Barcelona, su ciudad natal, como sede de los Juegos. A partir de ahí comenzó un periodo de trabajo destinado a preparar a la Ciudad Condal para tan magno acontecimiento deportivo, renovando su aspecto y creando una de las mejores infraestructuras deportivas que se recuerdan.

El recinto deportivo ubicado en la montaña de Montjuïc, conocido como el gran Anillo Olímpico de los Juegos, se convirtió en el gran exponente de la remodelación sufrida por Barcelona. El Estadio, con capacidad para 65,000 espectadores, y el Palau Sant Jordi, obra del arquitecto japonés Arata Isozaki y con un aforo para 15.000 espectadores, fueron las dos instalaciones estrella. Este complejo quedó completado por las Piscinas Picornell, el Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña, el Centro Internacional de Radio y Televisión, el Palacio de la Metalúrgica (sede de las pruebas de esgrima), el nuevo Pabellón de la España Industrial (halterofilia), el Frontón Colón. Todo este despliegue se completó en otras localidades como Reux, Mollet o Terrassa. El espíritu olímpico salió del territorio catalán para llegar a Zaragoza o Valencia, sedes de la fase previa en fútbol.

El nombre de España ya había sonado con anterioridad para ser sede olímpica. En 1924, Barcelona presentó su candidatura para la organización de los VIII Juegos. La presión llevada a cabo por Coubertain, hizo que París contará con su segunda oportunidad. Doce años más tarde, el inminente estallido de la Guerra Civil privó a la ciudad catalana, por segunda vez, de organizar unos Juegos. En 1972, Madrid presentó su candidatura, dejando los deportes acuáticos para Barcelona. Munich fue finalmente la elegida. Veinte años más tarde, un 25 de julio de 1992, el sueño olímpico se hizo realidad cuando Antonio Rebollo, arco en mano, encendió el pebetero olímpico.

Atlanta 1996

Una bomba tiñe de sangre los Juegos
La elección de Atlanta como sede de los Juegos Olímpicos vino marcada por la polémica, ya que entre las otras ciudades candidatas se encontraba Atenas. Todos los indicios apuntaban hacia la capital griega, debido al centenario que se cumplía ese año de la restauración de la cita olímpica. El poderío económico y el negocio publicitario, pesaron mucho más que la historia en los miembros del COI, que finalmente se decantaron por la sede norteamericana. Tras las dos ediciones en Los Ángeles, la sede del emporio Coca-Cola, Atlanta, se convirtió en la segunda ciudad estadounidense en vivir la mayor fiesta del deporte.

La organización se volcó en crear las mejores instalaciones posibles. La condición de ser el lugar por excelencia para la celebración de convenciones en Estados Unidos, hizo que Atlanta contara ya con mucho camino recorrido. Entre todos los recintos, destacó el estadio Olímpico con capacidad para 83,000 espectadores y escenario de una de las mejores competiciones de atletismo que se recuerdan. El Georgia Congress Center, segundo centro más grande del país, se acondicionó para acoger la esgrima, judo, balonmano y halterofilia. El Acuatic Center, con un aforo para 14,600 aficionados, fue construido expresamente para albergar la natación y el waterpolo. Por contra, el transporte, el sistema informático de resultados y la seguridad no estuvieron a la altura.

Desde Múnich, unos Juegos no se habían teñido de sangre hasta la madrugada del sábado 27 de julio de 1996. A la 1:20 de la madrugada (seis horas más en España), un artefacto estalló en el Parque Olímpico del Centenario. Dos muertos y 110 heridos fueron el balance de la explosión. Un aviso anónimo veinte minutos antes de la explosión, unido a la celeridad de la policía y los equipos de socorro, evitó que se produjera una auténtica masacre, ya que cincuenta mil personas se encontraban en ese momento en el interior del recinto.

La competición no se detuvo y siguió por decisión del Comité Olímpico Internacional, que sólo acordó que la bandera olímpica ondeara a media asta en las instalaciones deportivas.

Sidney 2000

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Entre los mejores de la historia

Fue grande la sorpresa cuando en 1993 se anunció que Sidney sería la sede de los Juegos Olímpicos del milenio. La gran favorita era precisamente Pekín, que había sido votada en primera instancia por más de la mitad de los miembros del C.O.I.. Pero en la definición, la ciudad australiana se impuso por solamente dos votos, dejando relegada a la capital de China, que posteriormente fue elegida para albergar los Juegos de 2008.

Sobra decir que la antorcha tuvo que hacer un recorrido récord. 27.000 kilómetros portada por 13,300 relevistas. A la espectacular ceremonia de inauguración se sumó el éxito de asistencia, pues se vendió el 87 por ciento de las localidades, mientras que 50,000 voluntarios se encargaban de atender a los millones de visitantes que 'invadieron' la sede olímpica. Además, no se produjeron incidentes reseñables que enturbiaran el desarrollo de la competición, con el recuerdo reciente del atentado de Atlanta.

La presencia de mitos de la cultura y el deporte australiano como Greg Norman, Kylie Minogue, Elle MacPherson, INXS o Men at Work marcó la ceremonia de clausura de unos Juegos calificados por Juan Antonio Samaranch, presidente del COI por entonces, como "los mejores hasta ahora". Para regocijo del COI, los inevitables casos de dopaje no salpicaron a ningún atleta de relieve .

Atenas 2004

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Los Juegos regresan a casa

Los Juegos Olímpicos modernos habían nacido en Atenas en 1896 y allí regresaron más de un siglo después. Durante 17 días la capital helena acogió los eventos deportivos más costosos de la historia, reuniendo a delegados de 202 países y a más de once mil atletas. Sus mascotas oficiales fueron Atenea y Febo, llamados así en honor de los dioses protectores de la ciudad.
En septiembre de 1997, en Lausana (Suiza), Atenas superó a la ciudad de Roma por 66 votos contra 41, siendo elegida para celebrar los XXVIII Juegos Olímpicos. Ciudad del Cabo en Sudáfrica, Estocolmo en Suecia y Buenos Aires en la Argentina, habían sido eliminadas en las rondas previas.
El símbolo del evento fue la corona de laurel, dado su significado en la antigua Grecia y en sus primeros Juegos Olímpicos; por ello se impuso una corona semejante a los tres medallistas de cada prueba.
Dioses en el Olimpo
Pero los Juegos de Atenas pasarán a la historia como los de la consagración en el Olimpo de Michael Phelps y El Guerrouj. El primero logró ocho medallas, igualando así el récord hasta entonces en una misma cita olímpica. Sin embargo, no pudo batir el de su compatriota Mark Spitz y superar las siete medallas de oro logradas por éste en Munich'72.
Por su parte, El Guerrouj hizo doblete en 1,500 y 5,000, algo que no pasaba desde hacía 80 años. El último en lograrlo había sido el legendario finlandés Paavo Nurmi, en 1924.
Por ultimo, la gran decepción en Atenas fue la selección estadounidense de baloncesto, que sólo pudo hacerse con el bronce. Argentina acabó con el mito al derrotarle en las semifinales.

Historia de las Olimpiadas primera parte


Las Olimpíadas

Sedes Olimpicas parte I


La inestimable herencia de Grecia

fotoEn 1896 se celebraron los primeros Juegos Olímpicos, pero los primigenios, aquellos de los que Pierre de Coubertain quiso extrapolar la esencia del espíritu deportivo se remontan a laGrecia arcaica. Ya en el tercer milenio antes de Cristo, en Creta, Thera (la actual Santorini) y Micenas tuvieron lugar los primeros juegos atléticos, con el salto del toro(taurokathapsia), la lucha y el pugilato, como los más exitosos. El primero consistía en efectuar un salto mortal apoyándose en el momento justo en los cuernos del toro (el animal que simbolizaba el poder y la fertilidad en el antiguo Mediterráneo).
El espítiru deportivo y competitivo perduró con el paso de los años hasta concretarse en una actividad organizada con fecha y lugar propios: los Juegos Olímpicos del 776 a.C. celebrados en la ciudad de Olimpia para honrar a Zeus. Un mes antes de la celebración de los juegos, siempre en verano, los participantes se reunían para realizar la selección e inscripción en las competiciones. Los únicos requisitos para tomar parte en ellos eran ser griego y de condición libre. El evento podía ser presenciado incluso por esclavos y extranjeros, no así por mujeres, un hecho paradójico para el lugar donde nació la democracia.
Los juegos duraban siete días, entre pruebas y actos de celebración. El primer día se dedicaba a actos protocolarios y en los cinco siguientes se celebraban las pruebas deportivas:
La carrera: las pruebas de velocidad más importantes eran la carrera sobre la longitud del estadio de 192 metros y el diaulo, dos veces la longitud del estadio. Elhoplitódromos, relacionada con el ámbito de la guerra, se trataba de una carrera en la que los participantes recorrían dos veces la distancia del estadio portando el equipo militar de hoplita (casco, grebas y escudo, todos ellos de un mismo tamaño y peso).
Lucha: Por un lado la lucha libre, en la que el objetivo era derribar tres veces al contrario, haciéndole tocar los hombros con el suelo, y por otro el pugilato o boxeo. En este deporte no se hacía distinción de pesos ni había limite de tiempo. Los atletas se enrollaban cintas de cuero en las manos fabricadas con piel de buey y competían hasta el derribo o abandono del contrincante. Cuando el combate se prolongaba sin un ganador se recurría al klímax, que consistía en que cada boxeador recibía por turnos y sin poder moverse un golpe de su rival hasta que uno de los dos caía. No obstante la prueba favorita de los espectadores era el pancracio, la más dura sin duda. Todo estaba permitido excepto los mordiscos y los golpes en los genitales o los ojos. Los atletas recurrían a las patadas, puñetazos, y llaves como el estrangulamiento. A veces el enfrentamiento se saldaba con la muerte de uno de los contendientes o incluso de ambos.
Hípica: Las competiciones hípicas se celebraban en el hipódromo, situado al sur del estadio. Las carreras de cuadrigas eran las más populares, en la que los participantes daban seis vueltas al hipódromo. El verdadero vencedor, y el que por tanto se llevaba todos los honores, no era el auriga sino el dueño de los caballos.
Pentatlón: Era una de las disciplinas más exigentes y duras, puesto que constaba de cinco pruebas: disco, salto, jabalina, carrera y lucha. En la prueba de salto, el deportista se valía de unas pesas, conocidas como halterio, para tomar impulso, mientras que en el lanzamiento de jabalina, el participante utilizaba una cinta estrecha de cuero que le servía de propulsor, alcanzándose marcas muy superiores a las actuales.
El último día se realizaba una procesión que recorría el recinto sagrado del Altis, en la que marchaban los Helanódicas (los jueces de los juegos), los miembros de las delegaciones oficiales portando ofrendas, los atletas con sus entrenadores y familiares, así como los asistentes a los juegos. Tras los sacrificios de bueyes ante el templo de Zeus, se anunciaba el fin de las competiciones y se proclamaba el nombre de los vencedores, a los que se le imponía la corona de olivo. Los vencedores, no sólo gozaban de la gloria y fama que le otorgaban sus conciudadanos en forma de estatuas y demás monumentos, sino que en muchas ocasiones se les aseguraba lamanutención de por vida a costa del Estado.

Atenas 1896

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El sueño de un millonario griego se hace realidad

El sueño del barón Pierre de Coubertain de recuperar los Juegos Olímpicos de la Grecia clásica se hizo realidad en 1896. Dos años antes en la Conferencia de París donde se sentaron las bases del Movimiento Olímpico, Coubertain propuso 1900 como principio de los Juegos y París como sede, para aprovechar la Exposición Universal, que se celebraría en la capital francesa con motivo de la llegada del siglo XX. El plazo de espera era demasiado largo. En un primer momento, Coubertain descartó la posibilidad de restaurar los Juegos en Grecia, debido a la crisis económica que atravesaba el país helénico y al rechazo mostrado por su jefe de Gobierno, Tricoupus, que consideraba excesivos los gastos de organización. Pero finalmente, la exaltación patriótica alentada desde la oposición política, el apoyo recibido por la familia real griega y sobre todo la aportación económica del financiero griego George Aeroff, que donó un millón de dracmas, hicieron posible que el 6 de abril de 1896 los Juegos de la era moderna arrancaran en Atenas. Fue un día de fiesta para todos los griegos. Desde primeras horas de la mañana, comparsas y grupos musicales animaron las calles de la capital helena. A las doce del mediodía se abrieron las puertas del estadio, y tres horas más tarde el rey Jorge I proclamó abiertos “los primeros Juegos Internacionales de Atenas, que celebran la primera Olimpiada de la era moderna”.
Entre todas las instalaciones que acogieron los Juegos, una destacó por encima de las demás: el estadio olímpico. El Gobierno griego se dio cuenta de la importancia de contar con un recinto que acogiera las principales pruebas atléticas, y fuera el referente de la cita olímpica. Por ello, decidió restaurar el antiguo estadio, que Licurgo edificó 350 años a.C. Los griegos no repararon en gastos y decidieron construir el recinto de mármol. El estadio Panathenaico renació de entre sus ruinas y acogió a más de setenta mil espectadores, que presenciaron la ceremonia de inauguración, al margen de los 150,000 que la contemplaron desde los montes cercanos.

Paris 1900

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Falta de organización y de medallas

Con motivo de la Exposición Universal de París, se eligió a la ciudad francesa para acoger los segundos Juegos Olímpicos de la modernidad. Las pruebas compartieron espacio y tiempo con la Exposición. De este modo la segunda edición, rebautizada con el nombre de Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes, se prolongó durante cerca de seis meses. Las pruebas se desarrollaron en el mismo recinto que la Exposición, llegándose en muchas ocasiones a confundir las competiciones de los Juegos con actividades propias del programa de dicha exposición. Además, las pruebas deportivas se vieron acompañadas de otras que nada tenían que ver con el espíritu olímpico como carreras de sacos, saltos de la rana o ruptura de olla.

Por si esto fuera poco, capítulo aparte merecieron los trofeos entregados a los vencedores. Si en Atenas tan sólo se entregaron medallas de plata y bronce, pero no de oro por su condición lucrativa, en París no se llegó ni a eso y se suprimió cualquier tipo de medalla. Entre los premios concedidos se encontraron un bastón con puño niquelado, una reproducción de la Torre Eiffel, una boquilla de plata con estuche de peluche, unos pares de guantes, unas zapatillas o un bastón de bambú. Muchos de los vencedores tomaron la decisión de no aceptar este tipo de recompensa a su esfuerzo, ya que lo consideraban una falta de respeto.

La desorganización presidió unos Juegos, que llegaron hasta París debido al empeño del barón de Coubertain para que se celebraran en su país natal, algo que había tenido muy presente desde el mismo momento en que se sentaron las bases del movimiento olímpico, y se pensó en restaurar las tradicionales pruebas deportivas de la Grecia clásica.
Los franceses no respondieron a las expectativas que puso en ellos el barón, y no se vieron seducidos por la celebración olímpica, que eclipsada por la Exposición Universal. Como muestra el siguiente dato: el día que más público se dio cita para presenciar las pruebas se reunieron 3,000 personas.
 

San Luis 1904

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Tres atletas y seis medallas
Tres norteamericanos compartieron el honor de lograr el mayor número de medallas. En gimnasia, Heida logró cinco oros (potro con arcos, barra fija, salto largo, combinado y sexatlón por equipos), y una plata (paralelas); Eyser consiguió 3 oros (sexatlón equipos, paralelas y subir cuerda de 25 pies), dos platas (salto largo y potro con arcos) y un bronce (barra fija). En ciclismo, Dowling se hizo con 2 oros (2 y 25 millas); 3 platas (cuarto, tercio y una milla) y un bronce (media milla).

Un espectáculo bochornoso

Tras las dos primeras ediciones, Pierre de Coubertain tuvo la intención de que Estados Unidos acogiera unos Juegos Olímpicos. El movimiento olímpico debía de ampliar sus fronteras y explorar nuevos continentes. Los resultados deportivos de los norteamericanos en Atenas y París eran suficiente aval para trasladar el espíritu olímpico hasta una localidad estadounidense. Dos ciudades presentaron su candidatura: Chicago y Saint Louis.

El Comité Olímpico Internacional se decantó por la primera debido a su jugosa oferta económica, que aseguraba unos ingresos cercanos a los 200,000 dólares. Sin embargo, Sant Louis no se dio por vencida, y con la excusa de que se conmemoraba el centenario de la cesión, por parte de Francia, de los territorios de Louisiana a los Estados Unidos, preparó una exposición universal y pidió organizar los Juegos. Pero el COI siguió mostrando sus preferencias por Chicago, debido a que estaba muy reciente el fracaso de París, donde coincidió la cita olímpica con la Exposición Universal. Saint Louis utilizó sus medios de presión y amenazó con montar unas pruebas paralelas.
Por problemas de organización, Chicago pidió retrasar los Juegos hasta 1905 Al ir en contra de lo establecido por la Carta Olímpica y al contar Saint Louis con el apoyo del presidente norteamericano Theodore Roosevelt, finalmente fue ésta la sede de los Juegos. Dentro de las instalaciones olímpicas y como complemento a los Juegos, se organizaron una serie de jornadas paralelas al desarrollo de las pruebas y que recibieron el nombre de Días Antropológicos. Se trajeron a la ciudad estadounidense personas de distintas etnias exóticas, como pigmeos, indios cocopas o sioux, moros e igoratas de Filipinas, sirios... para exhibirles en pleno ejercicio de actividades deportivas propias de su país, o practicando deportes olímpicos. Éste fue sin duda uno de los hechos más lamentables en toda la historia de los Juegos, llegando a ser calificado por el propio barón de Coubertain como “un espectáculo bochornoso”.

Londres 1908

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"Lo importante es participar"
En la cena de clausura de los Juegos, tras las dos semanas donde se concentraron las principales pruebas, Pierre de Coubertain pronunció una frase, que ha pasado a formar parte de la historia, no sólo del Olimpismo, sino del deporte en general. “Lo importante no es ganar sino participar”, fueron las palabras pronunciadas por el barón. Éste se las había escuchado al arzobispo de Pensilvania, en el acto religioso que ofició en la catedral de San Pablo, con motivo de la celebración de los Juegos.

Instalaciones propias y ceremonia de apertura

Al igual que ocurrió con los Juegos de Saint Louis, Londres no había sido en un principio la sede elegida para acoger la edición de 1908. Tal honor recayó en Roma. La presión ejercida en contra por otras ciudades transalpinas, como Milan y Turín, resentidas por la preferencia del COI hacia la capital italiana, y las graves pérdidas económicas y materiales que supuso la erupción del Vesubio en 1906, acabaron por llevar los Juegos Olímpicos hasta Londres. Como ocurrió con anterioridad, en la ciudad londinense también coincidieron dichos Juegos con una exposición, en este caso la Franco-Británica.

Por primera vez, los Juegos contaron con su propio estadio para albergar la mayoría de las pruebas, edificado con motivo de la cita olímpica. En París, las instalaciones del Racing no pasaron de ser el terreno de un club, y en Saint Louis, fueron las de la Universidad de Washington. En tan sólo nueve meses, del 31 de julio de 1907 al 1 de mayo de 1908, se construyó el estadio de Shepherd’s Bush -actual White City- con capacidad para 80,000 espectadores.

El recinto contó con una pista de cemento para la competición de ciclismo, otra de ceniza volcánica para atletismo y una piscina de 100 m. de longitud. En el centro del estadio quedó un amplio terreno de hierba para la práctica de rugby, fútbol, hockey, saltos, lanzamientos, lucha, gimnasia y tiro con arco.

Los Juegos Olímpicos de Londres fueron los primeros que contaron con una ceremonia de inauguración, a la que acudieron 15,000 espectadores. En el estadio olímpico, desfilaron todas las delegaciones tras sus banderas, provocando algún que otro conflicto. Los finlandeses se negaron a desfilar tras la enseña rusa, que le tenía como protectorado. Además, el abanderado estadounidense se negó a inclinar la bandera de su país al paso por el palco de autoridades, ya que según una ley norteamericana “la bandera no debe inclinarse ni ante un rey”. Era el inicio de una rivalidad entre británicos y estadounidenses que estuvo muy presente durante todos los Juegos.
 

Estocolmo 1912

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Dominio finlandés en fondo
El finlandés Hannes Kolehmainen se hizo con cuatro medallas y se consagró como el gran especialista en las pruebas de fondo en las que logró tres oros: en 5,000 y 10,000 metros lisos, y 8,000 campo a través; y una plata por equipos también en 8,000. El sueco Calberg se hizo con una medalla más, de plata, para un total de cinco en las pruebas de tiro. En categoría femenina, la británica Edith Hannam con dos oros en tenis, fue la mujer que mayor número de medallas consiguió en Estocolmo

El rey Gustavo, estandarte de los Juegos

La elección de Estocolmo fue votada por unanimidad en el décimo congreso del COI celebrado en Berlín en junio de 1909, tras retirar la capital germana su candidatura por no poder contar con su estadio en el plazo señalado. Las principales dificultades con las que contaron los organizadores vinieron motivadas por el ambiente prebélico existente en toda Europa, ya que el estallido de la I Guerra Mundial parecía inminente, y por el consiguiente temor de las cancillerías de todo el mundo a poner en viaje hacia Europa a sus delegaciones deportivas. El nacimiento de los Comités Olímpicos nacionales, entre los que se encontraba el español, fomentó la rivalidad internacional y complicó la toma de decisiones dentro del movimiento olímpico.

La organización sueca puso en en marcha toda una campaña, propagandística, a base de folletos, programas y carteles que anunciaron tanto la celebración de los Juegos como las excelencias de la ciudad anfitriona. Además por primera vez, se publicó un cartel anunciador de la cita olímpica, del que se imprimieron un total de 88,000 ejemplares.
A la par de las competiciones estrictamente deportivas, se organizó un concurso de arte destinado a premiar a los artistas que mejor reflejaran en sus obras -tanto en pintura, arquitectura, música, literatura como en escultura- los diversos aspectos relacionados con la práctica del deporte.

Uno de los ‘culpables’ de que Estocolmo logrará ser sede olímpica fue el Rey Gustavo V de Suecia, que se volcó con los Juegos, antes y durante la celebración de los mismos. Su presencia era habitual en casi todas las competiciones y especialmente en las que se celebraron en el estadio olímpico, que fue diseñado por Torben Grut. Éste confirió al recinto una forma que se asemejó a un castillo medieval. Costó 308,000 doláres y contó con una capacidad para 32,000 espectadores. Tan sólo tuvo un ‘pequeño’ fallo que estuvo a punto de empañar tal monumento deportivo. La cuerda de la pista fue de 380 metros y medio, por lo que se tuvieron que cambiar las marcas de salida.

Amberes 1920

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"Los Juegos de la Paz"

El estallido de la I Guerra Mundial motivó un paréntesis en la celebración de los Juegos. El conflicto bélico impidió la celebración de la edición correspondiente a 1916. Tras firmarse la paz, en la primavera de 1919, se convocó el congreso olímpico en Lausana (Suiza), donde se debía decidir la futura sede olímpica.

Amberes fue designada por unanimidad para albergar los llamados “Juegos de la Paz”. La ciudad belga trabajó intensamente, pero las circunstancias históricas se notaron a la hora de afrontar la remodelación de las instalaciones deportivas. Como ya sucedió en la primera edición de Atenas, se tuvo que recurrir a aportaciones económicas personales para poder financiar el coste de los Juegos.

Los organizadores se esforzaron por concentrar las pruebas en zonas próximas, con la intención de reducir los problemas de desplazamiento tanto de deportistas como de aficionados. El estadio olímpico contó con una pista de ceniza de 400 metros y dos tribunas para acoger a los espectadores. A este recinto se unieron el ‘Palais de la Glace’, el polígono de tiro de Basschaert y Country Club de Hoogboom para las pruebas hípicas. La aceptable calidad de estos recintos contrastó con la situación del resto de la ciudad. Edificios en ruinas, alambradas, trincheras, y restos de artillería eran el paisaje habitual de Amberes, que hizo imposible olvidar el desastre de la I Guerra Mundial.

Nace la bandera olímpica
La bandera olímpica de los cinco aros hizo su aparición por primera vez en los Juegos de Amberes.

Fue creada por Coubertain, que tomó como modelo los aros del altar del antiguo templo griego de Delfos. Dichos aros, de colores distintos y entrelazados, quisieron reflejar la unión de los cinco continentes en pos del Olimpismo. El azul por Europa, el rojo por América, el negro por África, el amarillo por Asia y el verde por Australia, fueron las tonalidades elegidas. Además, se introdujo también dentro de los actos de la ceremonia de apertura el juramento de los atletas, siendo el belga Victor Boin (esgrima) el primero en llevarlo a cabo.

Paris 1924

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Nace el precedente de la villa olímpica

Desde el desastre organizativo de 1900, Coubertain tenía una espina clavada en lo que se refería a su ciudad natal. Por ello, y tomando como excusa su despedida de la presidencia del COI, volvió a decantarse por París como sede de unos Juegos Olímpicos. La ciudad francesa fue elegida esta vez entre una extensa lista de candidatos constituida por 14 ciudades.

Sin embargo, el deseo parisino del barón volvió a encontrarse con toda una serie de dificultades, producto del enfrentamiento existente entre el alcalde de París y el Gobierno central, lo que provocó el retraso en la construcción de las instalaciones. Ante tal situación, Coubertain jugó fuerte y amenazó con llevarse los Juegos a la ciudad norteamericana de Los Angeles. Esta amenaza surtió efecto y la oposición cesó, concediéndose vía libre para la construcción del recinto olímpico. París, finalmente, conseguía volver a ser sede de unos Juegos Olímpicos.

Se puso en pie el estadio de Colombes, con 20.000 asientos y otras 40,000 localidades de pie, rechazando el ya existente de Pershing (construido en 1919 por los aliados). También se construyó la piscina de Tourelles, capaz de acoger a 10,000 espectadores, y se aprovecharon otros recintos tradicionales.

Los Juegos se inauguraron el 5 de julio en Colombes bajo una salva de cañonazos, unida a la suelta de palomas. La ceremonia fue presidida por el jefe del Estado francés, Gaston Doumerge. El juramento olímpico corrió a cargo del veterano saltador Geo André, que en 1908 se tuvo que conformar con la medalla plata en altura al quedar enganchados sus amplios pantalones en el listón.

París fue también la sede que contó con el primer precedente de algo parecido a una villa olímpica. Un conjunto de barracones de madera, situados en uno de los lugares menos agraciados de la ciudad, fue la residencia común de los atletas durante el tiempo que duró la competición.

Amsterdam 1928

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La llama olímpica prende en Amsterdam

Amsterdam había presentado su candidatura para organizar los Juegos en 1912, 1920 y 1924. En el 20, decidió abandonar la pugna. Finalmente en 1928, la ciudad holandesa vio cumplido su sueño de organizar unos Juegos, aunque este anhelo no fue compartido por la familia real y la Iglesia, que veían en la competición una reminiscencia del paganismo.

La construcción de las instalaciones deportivas se llevó a cabo en unos terrenos pantanosos de las afueras de Amsterdam, que ocupan una extensión de 168 acres. En ellos, se ubicaron el estadio olímpico, la piscina, varios pabellones y una serie de terrenos destinados a los entrenamientos previos de los deportistas.

El estadio, uno de los mejores de la época en Europa, tuvo capacidad para 40.000 espectadores y una zona de parking para automóviles y sobre todo bicicletas, medio de transporte utilizado por la mayoría de los holandeses. Dicho recinto contó con una pista de ceniza de 400 metros de cuerda para el atletismo. Por lo que se refiere al velódromo, éste tenía un perímetro de 500 metros.

Los barcos, lugar de alojamiento de deportistas 
Debido al alto coste se desistió en la idea de construir una villa olímpica y se acomodó a los atletas en hoteles, residencias y casas particulares. Algunos países convirtieron los barcos utilizados para la travesía hasta la ciudad holandesa en su lugar de residencia e incluso de entrenamiento. Este fue el caso de EE. UU., que desplazó el ‘S.S. Presidente Roosevelt’, en el que también se alojó el único representante cubano, José Barriento. Otros países que siguieron el ejemplo norteamericano fueron Finlandia, Dinamarca, Alemania e Italia. En el estadio, por primera vez ardió la llama olímpica , aunque el fuego no fue traído desde Grecia, algo que no sucedería hasta Berlín.

Los Angeles 1932

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Unos Juegos de cine

La edición de 1932 fue la más innovadora de la joven historia de los Juegos, a pesar de que en un principio eran muchos los factores que apuntaron a un probable fracaso de la cita olímpica. En 1932, todavía estaba muy reciente el crack del 29, y la crisis económica hacía peligrar la participación de numerosos países. La ciudad de Los Angeles fue la sede elegida para unos Juegos, que cosecharon un gran éxito económico, con superávit, aunque no fue igual en cuanto a la participación.

El Estadio Memorial Colisseum, con 70.000 plazas, fue ampliado a 105,000 para albergar las pruebas. En Pasadena, el Rose Bowl de fútbol americano acogió las pruebas de cilcismo, convirtiéndose en el velódromo de mayor capacidad del mundo con 85,000 espectadores, como ocurrió con el estadio olímpico.

Aunque con anterioridad, los atletas compartieron lugar de residencia, no se puede hablar de Villa Olímpica, tal y como la conocemos hasta esta edición. Este complejo se alzó a 20 kilómetros del centro del ciudad y estuvo formado por 50 apartamentos. Además contó con cocinas comunes, hospital, bibliotecas, correos y telégrafos. A las participantes femeninas se les prohibió la entrada y tuvieron que alojarse en el Chapman Park Hotel.
El toque popular de estos Juegos lo pusieron los agentes de seguridad, que patrullaron por los recintos deportivos ataviados como en el viejo Oeste.

Los Juegos se convirtieron en el escaparate perfecto para que la industria cinematográfica estadounidense se proyectara a todo el mundo. La ceremonia inaugural fue diseñada por el director Cecil B. Mille (‘Los diez mandamientos’) con una imagen muy similiar a la que tiene actualmente. Durante unos días, actores, directores y productores aplazaron sus compromisos para vivir ‘in situ’ la cita olímpica. Fue habitual ver a las estrellas del celuloide mezcladas entre los deportistas. Gary Cooper, Douglas Fairbanks, Charles Chaplin o Joan Crawford eran asiduos a la villa olímpica, donde se fotografiaron con los atletas, en muchos casos simulando sus gestas deportivas.

Berlin 1936

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Excepcional despliegue de medios

Los Juegos de 1936 fueron los útlimos celebrados antes del prolongado paréntesis que el movimiento olímpico sufrió como consecuencia del estallido de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de todo, esta edición ya vino marcada por condicionantes bélicos antes de que diera comienzo.

En 1931, el Comité Olímpico pensó en Barcelona como sede olímpica. El convulso panorama político, que desembocaría en la Guerra Civil, hizo que finalmente Berlín fuera la ciudad elegida. Cuando se produjo tal elección, Alemania todavía no estaba bajo dominio nazi, por lo que poco se podían imaginar dentro del COI, que los Juegos servirían de foro y altavoz a los deseos imperialistas de Adolf Hitler, que subió al poder tres años antes de la cita olímpica.

Alemania no escatimó gastos ni esfuerzos y organizó uno de los mejores Juegos de la historia. Sobre el estadio de Grünewald, destinado a albergar los de 1916, se construyó otro recinto capaz de reunir a 110,000 espectadores. A su alrededor se situó el complejo de Reichssportfield, en el que se integraron un estadio olímpico y dos piscinas.
Igualmente se edificó otro complejo para las pruebas de gimnasia, polo y hockey. El despliegue de medios se completó con la construcción de una villa olímpica con 116 edificios de dos pisos, habilitadas para acoger cerca de 4,000 atletas.
El fuego olímpico llegó desde Atenas
Desde Amsterdam, el estadio olímpico contó con un pebetero que se mantenía encendido durante los Juegos. Fue en Berlín, cuando por primera vez el fuego se trajo desde las ruinas de la ciudad sagrada de Olimpia. Carl Diem, secretario general del comité berlinés, quiso recuperar la tradición existente en la antigua Grecia, por la que el vencedor de la carrera en el estadio tenía la oportunidad de llevar el fuego sagrado al altar de Zeus. El 21 de julio doce jóvenes griegas encendieron la llama con los rayos del sol. Tras pasar por las manos de tres mil voluntarios, y ciudades como Atenas, Sofía, Belgrado, Viena y Praga, Schilgen (campeón 1,500) depositó el fuego en el estadio.

Londres 1948

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La guerra marcó los JJ.OO.

Después de la interrupción por la II Guerra Mundial, los Juegos volvieron a disputarse. Al igual que ocurrió con Amberes (1920), fue otra ciudad empobrecida y dañada por la contienda bélica la encargada de retomar la aventura olímpica: Londres, que repetía tras su primera experiencia en 1908.

La penuria económica marcó el devenir de la competición. Los medios fueron escasos y los atletas carecieron de la preparación suficiente, ya que muchos de ellos fueron desmovilizados por sus ejércitos pocas fechas antes.

La organización habilitó el estadio de Wembley, con capacidad para 100,000 espectadores, construyéndose apresuradamente una pista de atletismo en su interior. Además, se alquiló a una empresa privada el Empire Pool, para las pruebas de natación. El río Támesis sirvió para acoger las competiciones de remo y el piragüismo.

Las dificultades de financiación provocaron que no se construyera una villa olímpica. Los atletas fueron ubicados en los barracones de UxBridge y Ritchmond Park, que durante la guerra habían ocupado los miembros de la Royal Air Force, mientras que las deportistas femeninas residieron en el Victoria College.

La ayuda de Estados Unidos, fundamental
La escasez de alimentos existente en Europa fue otro de los problemas a los que se tuvo que enfrentar la organización de los Juegos. Finalmente pudo solucionarse, debido al envío diario de comida desde Estados Unidos.

El movimiento olímpico no quiso que pasara más tiempo, y a pesar de los numerosos problemas a los que tendría que hacer frente por la reciente guerra, se fijó el año 1948 como fecha para reanudar los Juegos. El estadio de Wembley albergó a 85,000 espectadores, que presenciaron la ceremonia inaugural. Como había ocurrido en Berlín, el fuego olímpico llegó desde Atenas, aunque esta vez hizo un viaje en barco desde Grecia a Italia. El británico John Mark entró en el estadio bajo los acordes del ‘Aleluya’ de Haendel, encendió el pebetero y se iniciaron los decimocuartos Juegos de la era moderna. Por segunda vez, el olimpismo logró sobreponerse a los desastres de una guerra.

Olímpicos con medalla de oro al Salón de la Fama de la IAAF



Con motivo del centenario de la International Association of Athletics Federations (IAAF) y los XXX Juegos Olímpicos de Londres 2012, la organización que rige los eventos atléticos en el mundo, para celebrar su aniversario de 100 años, está eligiendo a personalidades para la inauguración del Salón de la Fama de los atletas más notables del mundo, que deben de tener tres requisitos mínimos para poder estar en la “Elite Mundial” : 1) tener una medalla de oro en Juegos Olímpicos; 2) haber impuesto al menos un récord del mundo; 3) tener al menos 10 años de retirados. ¿Está fácil verdad?

Elegidos en 2012

Aquí van algunos nombres: Emil Zatopek (Checoslovaquia); Abebe Bikila (Etiopía); Jesse Owens, Al Oerter, Jackie Joyner, Michael Johnson, Dan O’Brien, Mildred Didriksen, Carl Lewis y Edwin Moses (Estados Unidos); Paavo Nurmi (Finlandia); Irena Szewinska (Polonia); Wang Junxia (China); Fanny Blankers (Holanda); Betty Cuthbert (Australia); Ademar Ferreira Da Silva (Brasil) y el recién convocado de CUBA, Alberto Juantorena.

Alberto Juantorena


Nació en Santiago de Cuba en 1950 y se ganó su lugar a la eternidad por tener dos medallas de oro olímpicas y un récord mundial.
Alberto ganó sus medallas de oro en los XXI Juegos Olímpicos de Montreal 1976, en los 400 y 800 metros.
En Montreal, el gigante Juantorena, con 1.90 metros de altura, ganó medalla de oro e impuso récord mundial en los 800 metros con marca de 1’43.50”. Cuatro días después de la prueba de 800, ganó los 400 metros y la medalla de oro con marca de 44.26”. En 1977 mejoró su marca en los World Students en Sofía, en los 800 metros con marca de 1’43.44”.

Sus mejores marcas
400 metros
XXI Juegos Olímpicos Montreal 1976    1    44.26”
XXII Juegos Olímpicos Moscú 1980      4     45.09”

800 metros
IAAF World Cup Düsseldorf                  1    1’44.04”
XXI Juegos Olímpicos Montreal 1976   1    1’43.50”

Por: Alfonso Gomez Arzapalo.