Frederick Carlton
Lewis llegó a los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984 cargado con cuatro años
de expectativas y bronca. Había sido seleccionado para integrar el equipo
estadounidense de atletismo para los anteriores Juegos, los de Moscu 1980. Pero
en esa ocasión se había quedado con las ganas, porque el boicot que el gobierno
de su país había decidido aplicarle a la justa que se desarrolló en territorio
soviético en plena Guerra Fría, no le permitió participar. Lo dicho,
expectativas y bronca. Dos sentimientos que, acumulados, generaron una
explosión de rendimiento en Carl. En Los Angeles, el atleta que luego sería
conocido como El hijo del viento ganó cuatro medallas de oro: 100 metros, 200
metros, salto en largo y la posta 4x100 metros. Versátil y dominante como en
otros tiempos, igualó así la gesta que había realizado su compatriota Jesse
Owens en Berlín 1936. Con el paso de los años, Lewis llegaría a obtener otras
cinco preseas olímpicas doradas, para un total de nueve. Todavía flota la duda
sobre qué hubiera pasado si Carl hubiese podido competir en Moscú. ¿Con cuántos
oros hubiera terminado su carrera?
Fuente:
espndeportes.espn.go.com
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