martes, 10 de julio de 2012

José Pedraza, ejemplo de tesón en el atletismo mexicano




Recordar a José Pedraza es citar ejemplo de pundonor en el atletismo, lo cual le llevó a ganar la medalla de plata en los Juegos Olímpicos México 1968 en los 20 kilómetros de caminata.
Pedraza Zúñiga, quien nació el 21 de marzo de 1937 en Rancho La Mojonera, Michoacán, siempre tuvo clara la meta de sobresalir en el deporte nacional, basado en la férrea disciplina que obtuvo en el ejército.
Su gusto por el deporte lo llevó a ingresar al área de Trasmisiones del Campo Militar apenas a los 15 años de edad, ahí mostró gusto por el basquetbol y otras actividades que complementaron su trayectoria.
Se dio que el deportista comenzara a demostrar su talento en competiciones de cinco mil y 10 mil metros en busca de clasificar a los Juegos Olímpicos Roma 1960 y Tokio 1964, sin embargo siempre se quedó en la orilla.
A pesar de los tragos amargos, insistió en destacar en el atletismo y por fortuna encontró buenos entrenadores como el polaco Jerzy Hausleber, quien llegó a ser reconocido como el “Padre de la Caminata Mexicana” y que influyó en Pedraza para iniciarse en dicha disciplina.El entusiasmo, fortaleza y dedicación, sumado a buenos consejos dieron como resultado que José Pedraza se proyectara como gran prospecto en la caminata y los resultados lo acompañaron de forma inmediata y tras realizar viajes de preparación a Europa, consiguió su boleto para México 68.

Había la esperanza del pueblo mexicano en que la caminata diera una presea en la justa veraniega y en dramático cierre logró el segundo lugar en los 20 kilómetros para la medalla de plata.
El sargento, con rictus de dolor y sacando lo último que le quedaba apretó en los últimos 300 metros para evitar el 1-2 de la Unión Soviética, superó a Nikolai Smaga pero le faltaron metros por delante para dar alcance y rebasar a Vladimir Golubnichy, quien se adjudicó el oro.
Con el arropo de los aficionados en el estadio Olímpico Universitario José Pedraza entró en segundo lugar, lo cual le valió gran reconocimiento, pues además la bandera de México se vería en el podio.
Golubnichy cruzó al meta en primer lugar en una hora, 33 minutos y 58 segundos, mientras Pedraza hizo una hora y 34 minutos, seguido de Smaga, quien cronometró una hora, 34 minutos y tres segundos.
La ambición del sargento por triunfar era tanta que no quedó satisfecho con el segundo sitio, pues llegó a reconocer que probablemente le faltó preparación para alcanzar la medalla áurea.

Tras el logro, José Pedraza continuó con su deber militar pero sin descuidar el gusto por la caminata, se convirtió en entrenador y logró que esta disciplina fuera practicada por muchos niños y jóvenes mexicanos.
Siempre pidiendo que el deporte se hiciera con el máximo esfuerzo y gozándolo, dejó estas palabras: “Llegar a la cúspide deportiva no es fácil. Sin embargo, cuando se quiere y a uno le dan los medios para intentarlo, no hay que dudar. Hacen faltan medallistas. Más y más. Hacen falta ejemplos en nuestro país. Podemos tenerlos. Decidámonos a ello”.
Este gran atleta, quien se ubicó en el octavo puesto en los 50 kilómetros de marcha también en México 68, ascendió al grado de teniente y falleció el 1 de junio de 1998 a los 61 años de edad por un mal hepático.



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