No es común que
un hombre corra los 200 metros llanos y también participe en los 400 metros
llanos. Una prueba precisa de velocidad bruta; la otra, de resistencia en
carrera. Michael Johnson contaba con ambas características, y lo demostró en su
espectacular performance de Atlanta '96. Primero, logró imponerse en los 400
metros con récord olímpico, para quedarse con su primera medalla dorada de esos
Juegos Olímpicos. A esa altura ya acumulaba otro oro de la prueba 4x400 de
Barcelona '92 y ya había hecho famosos sus zapatos dorados. Pero lo mejor vino
después. Ganó los 200 metros con un récord mundial que recién batiría el
jamaiquino Usain Bolt, y que aún hoy es el tercer mejor tiempo de la historia.
Bajó más de tres décimas su propia marca, que había obtenido para clasificar a
la final. Esa carrera y ese inédito doblete -nadie había conseguido nunca ganar
los 200 y 400 en una competencia olímpica- lo consagraron como el hombre más
rápido del mundo. Todavía lograría, en 1999, bajar el récord del mundo en los
400 metros -que mantiene hasta hoy- y ganaría otro oro en Sydney 2000 para
cerrar su leyenda.
Fuente: espndeportes.espn.go.com
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